jueves, 23 de mayo de 2013

A los sifonazos con Lanata

CRÍTICA
Por Sandra Commisso

Una entrevista relajada y un toque de diversión en el debut del ciclo de Fabbiani.


Los nervios del debut no le quitaron clima de fiesta a la primera emisión del ciclo de Mariana Fabbiani, El diario de Mariana (a las 14.30 por El Trece). En un día atípico, sólo tuvo dos entrevistados y terminó con uno de ellos, Jorge Lanata, en una insólita guerra de sinfonazos que rindió en un pico de rating de 11,7 puntos, según el “minuto a minuto” de Ibope.

Con una legión de técnicos, productores, reidores e invitados detrás de cámaras, la conductora mostró su emoción desde el inicio cuando dijo, a pesar de estar disfónica: “Estoy muy contenta y espero que siempre haya este clima de buena onda en el equipo”. Su marido y también productor del ciclo, Mariano Chihade, estaba atento a todos los detalles.

En el arranque, Fabbiani presentó al grupo que la acompañará cada tarde: la locutora Natalia Moncalvi, los periodistas Luis Bremer y Diego Leuco y el coequiper estrella, Humberto Tortonese, con pelo corto y la chispa de siempre.

El primer invitado fue Joaquín, un venezolano de 27 años que ostenta algunos récords impresionantes: además de tener el 40 por ciento del cuerpo tatuado (incluidos ambos globos oculares, en un episodio que puso en riesgo su vista), el hombre luce colmillos, cuernos, piercing en todos los rincones del cuerpo, implantes y laceraciones. Por algo lo apodan el Hombre Bestia. Frente a una historia de vida un tanto dramática, Tortonese lo simplificó: “Preferiste mostrarte como un animal por fuera antes que por dentro”. El hombre, padre de seis hijos, asintió.

El siguiente invitado ocupó el resto del programa. Jorge Lanata, en una entrevista relajada, no dejó tema sin tocar. Además de referirse al caso de Lázaro Báez, con las últimas novedades, el periodista no tuvo pudores en hablar de su vida privada. Desde el rating a las polémicas (“yo hago el mismo programa que hace diez años, pero creo que ahora la gente está dispuesta a escuchar”), la relación con su mujer, Sara: “Está harta pero me re banca”, y su salud: “Bajé 28 kilos y por eso ahora no me hago diálisis, pero sé que tendré que volver en algún momento. Pero el cigarrillo lo voy a dejar cuando yo quiera”. Se definió como romántico, recordó su infancia, la secundaria (“era un olfa”), sus adicciones superadas y mucho más. El final, a puro sinfonazo con la conductora en el juego del desconfío (el empate los dejó empapados a los dos), mostró un costado divertido de Lanata.

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